Cierto grado de humedad es necesario para un correcto funcionamiento de nuestras
máquinas: en ambientes extremadamente secos el nivel de electricidad
estática es elevado, lo que, como veremos más tarde, puede transformar un
pequeño contacto entre una persona y un circuito, o entre diferentes
componentes de una máquina, en un daño irreparable al hardware y a
la información. No obstante, niveles de humedad elevados son perjudiciales
para los equipos porque pueden producir condensación en los circuitos
integrados, lo que origina cortocircuitos que evidentemente tienen efectos
negativos sobre cualquier elemento electrónico de una máquina.
Controlar el nivel de humedad en los entornos habituales es algo
innecesario, ya que por norma nadie ubica estaciones en los lugares más
húmedos o que presenten situaciones extremas; no obstante, ciertos equipos
son especialmente sensibles a la humedad, por lo que es conveniente consultar
los manuales de todos aquellos de los que tengamos dudas. Quizás sea
necesario utilizar alarmas que se activan al detectar condiciones de muy poca
o demasiada humedad, especialmente en sistemas de alta disponibilidad o de
altas prestaciones, donde un fallo en un componente puede ser crucial.
Cuando ya no se habla de una humedad más o menos elevada sino de completas
inundaciones, los problemas generados son mucho mayores. Casi cualquier medio
(una máquina, una cinta, un router...) que entre en contacto con
el agua queda automáticamente inutilizado, bien por el propio líquido
o bien por los cortocircuitos que genera en los sistemas electrónicos.
Evidentemente, contra las inundaciones las medidas más efectivas son las de
prevención (frente a las de detección); podemos utilizar detectores de
agua en los suelos o falsos suelos de las salas de operaciones, y apagar
automáticamente los sistemas en caso de que se activen. Tras apagar los
sistemas podemos tener también instalado un sistema automático que corte
la corriente: algo muy común es intentar sacar los equipos - previamente
apagados o no - de una sala que se está empezando a inundar; esto, que a
primera vista parece lo lógico, es el mayor error que se puede cometer si no
hemos desconectado completamente el sistema eléctrico, ya que la mezcla de
corriente y agua puede causar incluso la muerte a quien intente salvar equipos.
Por muy caro que sea el hardware o por muy valiosa que sea la
información a proteger, nunca serán magnitudes comparables a lo que supone
la pérdida de vidas humanas. Otro error común relacionado con los detectores
de agua es situar a los mismos a un nivel superior que a los propios equipos a
salvaguardar (<incluso en el techo, junto a los detectores de humo!);
evidentemente, cuando en estos casos el agua llega al detector poco se puede
hacer ya por las máquinas o la información que contienen.
Medidas de protección menos sofisticadas pueden ser la instalación de
un falso suelo por encima del suelo real, o simplemente tener la
precaución de situar a los equipos con una cierta elevación respecto al
suelo, pero sin llegar a situarlos muy altos por los problemas que ya hemos
comentado al hablar de terremotos y vibraciones.
© 2002 Antonio Villalón Huerta