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SINDOMINIO pretende ser, entre otras cosas, un espacio de construcción colectiva, donde se den las condiciones básicas para que se genere cooperación, circulación de conocimiento, lineas nuevas de creación e investigación.
Es en este punto donde el modelo hasta el momento ha sido más débil. Han surgido pocas iniciativas de trabajo cooperativo, poco sólidas y poco duraderas. Normalmente la persona que ha promovido una idea la ha dejado aparcada, bien porque no estaba dispuesta a encargarse de ella seriamente, bien porque los mecanismos de organización de equipos no han sido aún bien desarrollados en nuestro proyecto.
Tanto el modelo bazar como el modelo catedral y sus variantes no han alcanzado en SINDOMINIO un grado aceptable de realización. La dinámica que más se ha observado en las diferentes listas donde se han propuesto ideas es la siguiente: 1) Alguien propone un proyecto. 2) Mucha gente lo apoya y se ofrece a ayudar. 3) A veces se habla de ello unos días. 4) Nadie se propone como coordinador del proyecto. 5) Nadie se compromete a encargarse de tareas concretas. 6) No se toma una sola medida para formar un grupo y no hay asignación o autoasignación de trabajos. 6) Vaporware.
¿Por qué ocurre esto? La respuesta no acaba de estar clara. Dejando aparte las ideas en las que no se involucraba mínimamente quien las proponía, en varias ocasiones una propuesta ha sido muy apoyada y mucha gente se ha ofrecido a cooperar, es decir, existía la idea y gente dispuesta a llevarla a cabo. Por otro lado, los individuos y colectivos que forman SINDOMINIO están familiarizados con proyectos donde se requiere esfuerzo y cooperación. Por lo tanto sería difícil pensar que las cosas no se hacen por falta de voluntad, dejadez, nihilismo, etc.
Es muy probable que estemos ante varias carencias técnico-culturales. La principal de todas es la incapacidad que hasta ahora hemos tenido de, una vez formado un grupo, articularlo y dinamizarlo. Esto puede ser debido a que la cultura de lo presencial nos domina todavía, es más fácil esconderse en el mundo virtual, a no ser que tengas cultura virtual y sientas la mirada de tus compañeros. Del mismo modo ha ocurrido con los impulsores de ideas, el grado de implicación ha sido bajo, probablemente porque no se ha asumido que en esta cultura de la telemática antagonista, en la que queremos estar, decir algo y hacer algo es lo mismo, y lo demás es ruido, es decir, quien propone se implica ya que el medio virtual es mucho más propenso, debido a la distancia y al anonimato, a la opinión vacía.
Por otras parte, hemos podido verificar algunos de los límites conocidos del modelo bazar, que parece encontrar serias dificultades para producir cooperación cuando:
Por último, pagamos un precio por la dinámica asamblearia que queremos para SINDOMINIO. En el mundo presencial este precio es más pequeño porque el hecho de que haya gente en un lugar determinado fuerza al final la toma de decisiones, el ``opinódromo'' no aplasta las ganas de hacer cosas. En el mundo-medio virtual la dinámica asamblearia debería probablemente ser más contenida, se debería hacer el esfuerzo de seguir las líneas que han marcado la cultura hacker y la comunidad del software libre: hacer más que decir.