La mejor forma de administrar un sistema no es con un puño de hierro. Así puede ser como se haga lo militar, pero UNIX no fue diseñado para ese tipo de disciplinas. Tiene sentido el escribir un conjunto sencillo y flexible de reglas para los usuarios, pero hay que recordar que cuantas menos reglas tenga, menos posibilidades habrá de romperlas. Incluso si las reglas para utilizar el sistema son perfectamente razonables y claras, siempre habrá momentos en que los usuarios romperán dichas reglas sin pretenderlo. Esto es especialmente cierto en el caso de usuarios UNIX nuevos, que están aprendiendo los entresijos del sistema. No esta suficientemente claro, por ejemplo, que uno no debe bajarse un gigabyte de ficheros y enviárselo por correo a todos los usuarios del sistema. Los usuarios necesitan comprender las reglas y por que están establecidas.
Si especifica reglas de uso para su sistema, hay que asegurarse de que el motivo detrás de cada regla particular esté claro. Si no se hace, los usuarios encontrarán toda clase de formas creativas de saltársela y no saber que en realidad la están rompiendo.