Detección

Cuando la prevención es difícil por cualquier motivo (técnico, económico, humano...) es deseable que un potencial ataque sea detectado cuanto antes, para minimizar así sus efectos. Aunque en la detección de problemas, generalmente accesos físicos no autorizados, intervienen medios técnicos, como cámaras de vigilancia de circuito cerrado o alarmas, en entornos más normales el esfuerzo en detectar estas amenazas se ha de centrar en las personas que utilizan los sistemas y en las que sin utilizarlos están relacionadas de cierta forma con ellos; sucede lo mismo que con la seguridad lógica: se ha de ver toda la protección como una cadena que falla si falla su eslabón más débil.

Es importante concienciar a todos de su papel en la política de seguridad del entorno; si por ejemplo un usuario autorizado detecta presencia de alguien de quien sospecha que no tiene autorización para estar en una determinada estancia debe avisar inmediatamente al administrador o al responsable de los equipos, que a su vez puede avisar al servicio de seguridad si es necesario. No obstante, utilizar este servicio debe ser sólamente un último recurso: generalmente en la mayoría de entornos no estamos tratando con terroristas, sino por fortuna con elementos mucho menos peligrosos. Si cada vez que se sospecha de alguien se avisa al servicio de seguridad esto puede repercutir en el ambiente de trabajo de los usuarios autorizados estableciendo cierta presión que no es en absoluto recomendable; un simple `>puedo ayudarte en algo?' suele ser más efectivo que un guardia solicitando una identificación formal. Esto es especialmente recomendable en lugares de acceso restringido, como laboratorios de investigación o centros de cálculo, donde los usuarios habituales suelen conocerse entre ellos y es fácil detectar personas ajenas al entorno.
© 2002 Antonio Villalón Huerta