Resumiendo, la técnica es simple: por un lado se hace caer en la trampa a los consumidores secuestrando su preciosa información en un formato propietario, el cual es constantemente ``actualizado''. Debido a estas modificaciones, los usuarios se ven obligados a comprar cada 6 ó 12 meses una actualización de todas sus aplicaciones, tan sólo para poder continuar leyendo sus propios datos ó acceder a informacion que (de manera innecesaria) es suministrada bajo este formato privado. Por otro lado, se entrampa a los competidores: no se les da la documentación [del sistema operativo] y se introducen variantes arbitrarias con la única meta de no permitir que los productos que ellos desarrollan funcionen correctamente. Es más, si la competencia llega a descubrir que una de las modificaciones tenía como único fin el hacer funcionar su producto con menor eficiencia que el producto equivalente del monopolista, son condenados por haber hecho ``ingeniería al revés'' (reverse engineering), el equivalente informático a desmontar el motor de un Twingo para ver como está hecho12.
Esta última técnica es especialmente poderosa si el editor de software detenta a la vez el sistema operativo (Windows 95) y las aplicaciones (MS Word, Excel, etc). En tal caso es técnicamente posible modificar el sistema para tornar inestables o inutilizables los productos de la competencia, y a la vez mejorar las prestaciones de sus propios productos. Es lo que se ha hecho en Windows NT Workstation, limitando artificialmente a diez los accesos simultáneos a la máquina; esto hace inutilizable el servidor Web de Netscape sobre NT Workstation (ver [13] y [14]). Si quiere resolver esto, deberá comprar la version Windows NT Server, muchísimo más cara, la cual resulta que incluye gratis un servidor de Web de Microsoft. La treta pone fuera de juego a Netscape. Es simplemente maquiavélico, y más cuando descubrimos que las dos versiones, NT Workstation y NT Server, son prácticamente idénticas y sólo se diferencian en un puñado de líneas, tal y como se documenta en [15] y [16].
El resultado final de estas prácticas dudosas es simple: se impide que el usuario pueda elegir otra cosa que no sea un producto Microsoft. Junto con la reducción a cero de los costos y de los riesgos, tal y como vimos anteriormente, esto permite al monopolio establecer un verdadero impuesto sobre la información, donde Microsoft es el único beneficiario. Después de todo, si Bill Gates ha sido recibido con honores dignos de un Jefe de Estado en el Elíseo, se debe a que se trata de la visita de la versión ``cyber'' del reacudador de impuestos. Un impuesto que no tiene nada de virtual: enormes sumas de dinero salen de la Comunidad Europea cada año en contrapartida por productos de mala calidad que nos vuelven más y más dependientes de la mala tecnología del otro lado del Atlántico. Es más, estos productos se distribuyen en Europa a precios exorbitantes, muy superiores a los precios americanos o canadienses. No se deje engañar por los que le dicen que los programas en Europa son más caros por necesitar traducirlos, por ejemplo al francés. Si echa un vistazo al servidor Web de Microsoft, se enterará de que consideran ``ilegal'' (sic) comprar su software en versión francesa en Canadá (en donde es mucho más barato que aquí) para utilizarlo en Francia [17]. Y el ``libre'' mercado? Nos ordeñan como a las vacas lecheras, y la pasividad de los gobiernos europeos, que comienza a parecerse bastante a la cooperación activa si uno piensa en http://www.cordis.lu, es absolutamente inexplicable, visto el tamaño de este verdadero expolio.