¿Qué cosa puede suceder si no nos despertamos de nuestro sueño profundo y permanecemos sumidos en la trampa de una industria y un sistema educativo informatizados por un monopolio privado? Gracias al famoso atraso tecnológico francés, es posible responder a esta pregunta: otros países nos llevan ventaja de unos años, tanto para bien como para mal, y esto nos permite contemplar un cierto número de futuros posibles.
Comenzando por el futuro próximo, basta con ir muy cerca, a nuestra vecina Suiza. El pasado 8 de octubre, el Ministro de Finanzas suizo anunció un acuerdo con Microsoft, por el cual el gobierno pondrá a disposición de los colegios unas 2.500 computadoras, y el gigante americano pondrá otras tantas licencias de utilización de productos Microsoft y se ofrecerá a formar a 600 educadores para la utilización de computadoras [20] (Un regalo parecido ha sido hecho en Sudáfrica). Es decir, por menos de lo que cuesta una campaña publicitaria nuestro monopolista ha adquirido el control total de la informática en la educación suiza, y por ende en las empresas suizas, ya que cuando estos estudiantes alcancen un puesto de trabajo no sabrán otra cosa que Microsoft Office. Visto en perspectiva, no parece tan bueno este acuerdo para Suiza, aunque al menos menos no habrán pagado nada por este software de Microsoft.
O, para ser exactos, no lo habrán pagado ahora, porque se les podría empezar a pedir el pago más adelante, como acaba de suceder en Japón. El pasado diciembre Microsoft anunció la supresión al Japón de licencias globales de centro (``site licenses'', un esquema de contabilizacion de licencias de una empresa o una Universidad que permite pagar los programas en proporción al uso real, y no en relación al número de computadoras). Esta decisión impondrá un sobrecosto financiero injustificado y considerable que los japoneses van a tener que asumir de todas maneras, dado que no hay otros competidores a los que acudir.
Veamos un poco más lejos en el futuro: la Universidad del Estado de California (CSU) está apoyando en este momento la creación por parte de Microsoft, GTE, Fujitsu y Hughes Electronics de una compañía, la CETI, que tendrá el monopolio exclusivo para la renovación del parque informático de 23 campus universitarios de la CSU, donde hay más de 350.000 estudiantes y docentes. A cambio de una inversión de algunos centenares de millones de dólares durante 10 años en la infraestructura de la red, la CSU dejará a la CETI elegir las computadoras y los programas oficialmente usados en los campus. La proposición habla muy claro: se tratará solamente de Windows 95, Windows NT y Microsoft Office. Los beneficios previstos por la CETI, más el impacto en la educación de los que en el mañana serán responsables de empresas (impacto seguro gracias a los cursos especializados en productos informáticos privados), se cifra a algunos miles de millones de dólares en diez años. Y esto sólamente contabiliza los márgenes de la venta monopolista del hardware y del software a los estudiantes y docentes en sus campus, los cuales ya no podrán seguir ciertos cursos sin utilizar esas computadoras (ver [21] y la decisión de reexaminar de acuerdo en [22]14).